Sabemos que nuestros hábitos condicionan nuestra salud en cualquier etapa de la vida.
Es por ello que debemos prestar atención al ejercicio que practicamos y, por supuesto, a nuestra nutrición.
A nuestra edad tenemos más posibilidades de padecer problemas de anemia, hipertensión, diabetes, etc. Pero con una alimentación sana y equilibrada podemos prevenir contínuas visitas al médico por constantes achaques.
Sin embargo, es un error frecuente el desentenderse de las tareas rutinarias como ir a la compra o cocinar; algo que no sólo nos reportará los beneficios propios de una dieta sana, sino que nos sevirá para ejercitar la mente.
Texto extraído de la web: tercera-edad.org